Magníficas instantaneas 3 en 1, precioso paraje de las "jarillas", en puro estado invernal, esta foto me recuerda mis años de mocedad, cuando en las frias mañanas del mes de enero ibamos a la recoleción de la aceituna, cuando llegabamos al olivar lo primero que haciamos era una gran hoguera para calentarnos porque llegabamos congelados, pero poco despues vara en mano ya entrabamos en calor, pero el frio estaba ahí acechante, me acuerdo perfectamente que a eso de las diez o diez y media de la mañana llegaba mi abuelo con el tíburi y el caballo y traia congelado hasta el rabillo de la bóina, a esas horas teniamos todos un hambre canina, pues era el abuelo el que traia el "ato", el ato es el almuerzo para todos los que estabamos allí en la finca vara en mano cogiendo aceituna, una vez con el estómago satisfecho ya viamos la jornada más prometedora, entoces es cuando me viene en mente el recuerdo de esta fotografia, que sobre las once y media y doce empezaba a levantar la niebla sobre las sierrezulas de las jarillas.
Muchas gracias, y gracias también por compartirnos esta historia. A mi particularmente me encanta que me cuenten este tipo de vivencias que dada mi edad no he podido llegar a conocer.
4 comentarios:
Acaba de dejar las cinco estrellas para estas fotos tan guapas.
¡Muchísimas gracias! jeje me estaban llevando mis padres a la estación de Villacañas por la mañana y vi la niebla pegada a las colinas.
Magníficas instantaneas 3 en 1, precioso paraje de las "jarillas", en puro estado invernal, esta foto me recuerda mis años de mocedad, cuando en las frias mañanas del mes de enero ibamos a la recoleción de la aceituna, cuando llegabamos al olivar lo primero que haciamos era una gran hoguera para calentarnos porque llegabamos congelados, pero poco despues vara en mano ya entrabamos en calor, pero el frio estaba ahí acechante, me acuerdo perfectamente que a eso de las diez o diez y media de la mañana llegaba mi abuelo con el tíburi y el caballo y traia congelado hasta el rabillo de la bóina, a esas horas teniamos todos un hambre canina, pues era el abuelo el que traia el "ato", el ato es el almuerzo para todos los que estabamos allí en la finca vara en mano cogiendo aceituna, una vez con el estómago satisfecho ya viamos la jornada más prometedora, entoces es cuando me viene en mente el recuerdo de esta fotografia, que sobre las once y media y doce empezaba a levantar la niebla sobre las sierrezulas de las jarillas.
Saludos a tod@s.
Muchas gracias, y gracias también por compartirnos esta historia. A mi particularmente me encanta que me cuenten este tipo de vivencias que dada mi edad no he podido llegar a conocer.
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