Duque de Ahumada
Desde
estas páginas hoy quiero dedicar un pequeño homenaje a esos vecinos de nuestra
Villa que, sin ser temblequeños de nacimiento, forman parte de nuestra
comunidad, están con nosotros, para nosotros y por nosotros.
Para
preparar estas páginas que os presento contacté con el Servicio de Estudios
Históricos de la Guardia Civil y les solicité si podrían facilitarme información
sobre aspectos tales como: Desde cuando se tenía constancia de su presencia en
la Villa de Tembleque, sobre actuaciones llevadas a cabo, en fin datos que
pudieran ser de interés y pudieran ser publicados.
Antes
de proseguir y por aquello de que “es de bien nacido el ser agradecido”, desde
aquí mi profundo agradecimiento al SERVICIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS por la
información recibida y por la amabilidad diligencia con la que me ha respondido. GRACIAS y
a vuestra disposición amigos.
El
presente trabajo me hubiera gustado que fuera más exhaustivo, pero los medios
disponibles y el tiempo libre son los que son, de momento y sin dejar en el
olvido que la búsqueda no termina aquí, os voy a hacer participes de lo que,
hoy, está en mis manos y que, por supuesto, no creo que sea ni la décima parte
de lo que tendríamos que contar y de cuanto tenemos que agradecer al benemérito Cuerpo de la Guardia Civil.
Por
desgracia no dispongo del primer dato que me hubiera gustado dar a conocer, la
fecha en que por primera vez la Villa de Tembleque contó con la presencia de la
Guardia Civil.
Antes
de comenzar con la exposición de los datos referentes a “La Guardia Civil de
Tembleque”, creo que merece la pena hacer un breve paso por la historia y
conocer, al menos, sus inicios.
(Información obtenida de la página web de la Guardia
Civil)
En 1820, con
el alzamiento de Riego, el teniente general D. Pedro Agustín Girón y de las
Casas, primer duque de Ahumada, militar profesional de ideas
liberales, es nombrado Ministro de la Guerra. Desde este puesto concibe un
proyecto de Instituto armado para el mantenimiento del orden público: la Legión
de Salvaguardias Nacionales que, inspirada en la Gendarmería Nacional
francesa, debería combatir la delincuencia y garantizar la libre circulación de
bienes y personas. Este proyecto no fue aprobado por las Cortes Generales por
diversos avatares políticos pero sin duda inspiró a su hijo, el segundo duque
de Ahumada, en su idea de la futura Guardia Civil.
Así, el 28
de marzo de 1844, se produce el momento histórico de la
creación oficial de la Guardia Civil cuando, por Real Decreto, se crea
un “cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería”, bajo la
dependencia del Ministerio de la Gobernación y con “la denominación de Guardias
Civiles”. A los efectos de organizar esta nueva fuerza se comisiona al mariscal
de campo D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada.
El reto que
se le plantea al Duque de Ahumada es poner en marcha una institución que,
caracterizada por su eficiencia y, en términos del Real Decreto, se destine “…
a proteger eficazmente las personas y las propiedades”. Para ello, propone que
la Guardia Civil sea una organización basada en la calidad por lo que
recomienda cubrir la plantilla paulatina y selectivamente para garantizar la
excelencia del personal. Suya es la siguiente cita: “servirán más y ofrecerán
más garantías de orden cinco mil hombres buenos que quince mil, no malos, sino
medianos que fueran.”
En
consonancia con ello, el 20 de abril de 1844, el Duque de Ahumada elabora un
informe determinante, de cuya aceptación hacía depender su vinculación al
proyecto, y en el que además de lo anterior, sugiere cambios organizativos y
aboga por una mayor remuneración de los nuevos guardias puesto que ésta debería
estar en consonancia con las responsabilidades que se les iban a asignar. Aun
con todo, manifestando una capacidad organizativa excepcional, la propuesta
significaba una reducción importante del gasto inicialmente presupuestado. El
informe provocó la derogación inmediata del decreto anterior, que ni siquiera
entró en vigor, para dar lugar al definitivo Real Decreto de 13 de mayo,
presentado por el Presidente de Gobierno y Ministro de la Guerra, D. Ramón
María Narváez, auténtico decreto fundacional de la Guardia Civil.
Etimológicamente
el término ‘guardia’ viene del gótico wardja, y luego del
Antiguo Alemán warten que significa vigilar o guardar. La palabra ‘civil’
procede del latín civilis o ciudadano. Los antecedentes de la Guardia
Civil, pueden rastrearse en la Santa Hermandad de Toledo, s. XIII con la que se
pretende limpiar de malhechores los Montes de Toledo y, en las de Talavera y
Villa Real. En Cataluña fueron el somatén y los miqueletes. En Aragón, los
guardas del reino. En Valencia, los miñones y los escopeteros en Andalucía.
La
organización del nuevo organismo lo hará depender “del Ministerio de la
Guerra en lo concerniente a su organización, personal, disciplina,
material y percibo de sus haberes, y del Ministerio de la Gobernación en
lo relativo a su servicio peculiar y su movimiento.” Inicialmente se compondrá
de 14 jefes, 232 oficiales y 5769 guardias repartidos en 14 Tercios,
recuperando de este modo un término de gran tradición y prestigio en la
historia militar española pues hace referencia a unidades selectas del Ejército
en la época de los Austrias. En cada uno de estos Tercios se encuadraría un
número variable de Compañías de Infantería y un Escuadrón (o Sección
independiente) de Caballería.
En el verano
de 1844 se inició el reclutamiento de los primeros aspirantes, muy superiores
en número a las plazas ofertadas, en lo que fue una muy rigurosa selección que
había de complementarse con una instrucción minuciosa y exigente de los nuevos
guardias en las instalaciones del Ejército de Madrid, en Leganés y Vicálvaro.
El mismo
verano y ante los futuros oficiales, el Duque de Ahumada pronunció un discurso
enérgico en el que presentó una larga lista de obligaciones, sacrificios y
deberes dejando en segundo plano las retribuciones y las recompensas, negando
al Cuerpo militancia política de cualquier tipo. Lo esencial era que la
Guardia Civil sirviera a España y los españoles independientemente de
la forma política que el país quisiera adoptar.
El 1 de
septiembre de 1844, día de la designación del Duque de Ahumada como Inspector
General de la Guardia Civil, tuvo lugar la presentación oficial del Cuerpo con
una parada militar ante las autoridades dónde mil ochocientos setenta guardias
desfilaron organizados en sus compañías y escuadrones haciendo gala de
marcialidad y mostrando una nueva uniformidad en la que era nota distintiva un
original sombrero de tres picos de origen francés: el tricornio,
que con el tiempo se convertiría en uno de los símbolos representativos de la
Guardia Civil y de nuestro país.
El 9 de
octubre de 1844 se aprobaba el Reglamento para el Servicio de la
Guardia Civil, estableciendo las obligaciones y facultades de la
Guardia Civil, su dependencia orgánica, vinculada en lo referido a su servicio
peculiar al Ministerio de la Gobernación, y el objeto primordial de la
Institución: “la conservación del orden público, la protección de las personas
y las propiedades (…) y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes”.
El Reglamento
Militar de la Guardia Civil aprobado el 15 de octubre, es elaborado por el
Ministerio de la Guerra bajo la égida del Duque de Ahumada y es por tanto más
conforme con su doctrina y carácter. Determina la organización con arreglo a
criterios castrenses, los ascensos, dependencia, obligaciones, disciplina y
estatuto del personal del Cuerpo.
Para culminar
el proceso faltaba una filosofía de servicio que sirviera de puente y aunara
ambos reglamentos y que distinguiera a la Guardia Civil de los cuerpos
policiales anteriores o paralelos. Surge así el 20 de diciembre de 1845, de la
propia mano del Duque de Ahumada, un documento que constituye el auténtico
código moral de la Institución: la “Cartilla del Guardia Civil” que
sintetiza los reglamentos anteriores y que, con alguna modificación, compone el
actual Reglamento para el Servicio de la Guardia Civil.
A lo largo de
su articulado, la “Cartilla” establece la doctrina del Cuerpo;
un código deontológico que pretende dotar al personal de un alto concepto
moral, del sentido de la honradez y de la seriedad en el servicio y que está
presidido por su artículo más famoso donde se lee: “el honor es la principal divisa del guardia civil; debe, por
consiguiente, conservarlo sin mancha. Una vez perdido, no se recobra jamás”.
Instituye la idea de la proporcionalidad de la respuesta de los agentes y crea
la figura del Comandante de Puesto que tiene especial reflejo en la cartilla y
que se convertirá en el mando más visible en el marco rural español.
El 10 de
octubre, cumpleaños de la reina Isabel II y, con ocasión de la constitución de
las Cortes Generales, la recién creada Guardia Civil realiza su primer servicio
consistente en cubrir la carrera de la comitiva de la reina desde Palacio hasta
las Cortes.
El primer
servicio, de que tenemos noticia, prestado por el Primer Tercio de la Guardia
Civil, fue el 12 de noviembre de 1844 en la carretera de Extremadura.
1847: A medida que se desarrollaba el servicio de la fuerza
destinada á prestarlo, se aumentaban los deseos de los pueblos para que se les
dotase de Guardia Civil. El Gobierno atendió este año á las justas peticiones
de aquellos, y aumentó á la vez que la infantería de todo el Cuerpo, la fuerza
de la misma del Primer Tercio, hasta el número de 37 Oficiales y 1,043 hombres,
divididos en 7 Compañías y éstas en 30 secciones; fuerza de que no llegó ya á
exceder este Tercio hasta el año de 1853, pero que le permitía extender su
acción protectora á los caminos transversales, pueblos del interior del país y
vigilancia de los campos, bosques y arbolados; con el aumento de la fuerza se
efectuó el de 3 Tenientes é igual número de secciones á razón de una por cada
una de las Compañías 1.ª, 2.ª y 3.ª, destinadas respectivamente á Madrid y
Toledo. Ni la Plana Mayor ni la caballería sufrieron alteración alguna.
Los Puestos de Tembleque,
Toledo, Cabañas y Santa Cruz del Retamar no descansaban en su activo servicio,
logrando la aprehensión de algunos salteadores de caminos y otros criminales
con quienes en las asperezas del territorio de sus demarcaciones solían
sostener varios tiroteos.
1854: El 18 de julio por la noche, ó más bien al amanecer del 19,
llegó por el ferro-carril el Coronel graduado, Comandante del Cuerpo D. Javier
San Martín, con unos 100 guardias que se hallaban destacados en Aranjuez, Tembleque y Alcázar de San Juan. En la estación de Madrid le fué entregada
en el momento de su arribo una orden del Excmo. Sr. Inspector General del
Cuerpo para que se dirigiese con aquella fuerza al cuartel de San Martín. Ya
había principiado á desfilar para cumplimentarla, cuando le advirtieron todo lo
ocurrido en la tarde anterior, el estado en que se encontraban las calles del
tránsito y el gran conflicto en que se vería envuelto si se dirigía á aquel
cuartel, pues que indudablemente tendría que abrirse paso á viva fuerza. En el
cuartel de Guardias de Corps, le dijeron, se hallaba muy comprometido en su
posición un Oficial del Cuerpo, que desde la noche del 17 se encuentra en aquel
punto con sólo la guardia de prevención, y en San Martín hay más de 200
guardias. En vista de esto, y no obstante la expresa orden de su General,
guiado sin duda este Jefe por el espíritu de Cuerpo y el honor militar, se
dirigió al cuartel de Guardias de Corps y entró en él sin novedad al rayar el
alba del 19.
El 10 de octubre concurrió la
Guardia Civil á la primera formación que con tan fausto motivo se verificó en
Madrid, completamente uniformada é instruida, con una fuerza de 5 compañías de
infantería y 2 escuadrones de caballería, con 693 hombres la primera, 236 é
igual número de caballos los últimos, 2 Jefes, y 27 Comandantes, Capitanes y
Subalternos, llamando la atención del público de Madrid por su dignidad y
vistoso uniforme en aquel día memorable en la historia del Cuerpo.
Después de revistada la fuerza del
Tercio, y asegurada su educación militar y civil con una constancia y una asiduidad
que honran á los Jefes encargados de ellas, se dispuso por Soberana Resolución
de 20 del citado mes de octubre, antes de tres meses, la distribución de la
misma entre las provincias civiles que componían parte del distrito militar
de Castilla la Nueva, destinando la 3.ª Compañía y una sección de caballería
para la provincia de Toledo; la 4.ª y otra sección para la de Cuenca; la
5.ª Compañía con otra sección para la de Ciudad-Real; la 6.ª y otra sección
para la de Guadalajara; la fuerza de cada una de las destinadas á estas
provincias era de 134 individuos de tropa las de infantería y 134 los
escuadrones de caballería con sus correspondientes Jefes y Oficiales.
Aquí dejamos hoy nuestra reseña y el
próximo día veremos algunos de los servicios prestados por la Guardia Civil,
del puesto de Tembleque, entre los años 1.851 a 1.855.
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