Blog Villa Ð Tembleque

jueves, 13 de septiembre de 2012

LA GUARDIA CIVIL EN TEMBLEQUE: INTRODUCCIÓN

Duque de Ahumada

Desde estas páginas hoy quiero dedicar un pequeño homenaje a esos vecinos de nuestra Villa que, sin ser temblequeños de nacimiento, forman parte de nuestra comunidad, están con nosotros, para nosotros y por nosotros.

Para preparar estas páginas que os presento contacté con el Servicio de Estudios Históricos de la Guardia Civil y les solicité si podrían facilitarme información sobre aspectos tales como: Desde cuando se tenía constancia de su presencia en la Villa de Tembleque, sobre actuaciones llevadas a cabo, en fin datos que pudieran ser de interés y pudieran ser publicados.

Antes de proseguir y por aquello de que “es de bien nacido el ser agradecido”, desde aquí mi profundo agradecimiento al SERVICIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS por la información recibida y por la amabilidad diligencia con la que me ha respondido. GRACIAS y a vuestra disposición amigos.

El presente trabajo me hubiera gustado que fuera más exhaustivo, pero los medios disponibles y el tiempo libre son los que son, de momento y sin dejar en el olvido que la búsqueda no termina aquí, os voy a hacer participes de lo que, hoy, está en mis manos y que, por supuesto, no creo que sea ni la décima parte de lo que tendríamos que contar y de cuanto tenemos que agradecer al benemérito Cuerpo de la Guardia Civil.

Por desgracia no dispongo del primer dato que me hubiera gustado dar a conocer, la fecha en que por primera vez la Villa de Tembleque contó con la presencia de la Guardia Civil.

Antes de comenzar con la exposición de los datos referentes a “La Guardia Civil de Tembleque”, creo que merece la pena hacer un breve paso por la historia y conocer, al menos, sus inicios.

 (Información obtenida de la página web de la Guardia Civil)

En 1820, con el alzamiento de Riego, el teniente general D. Pedro Agustín Girón y de las Casas, primer duque de Ahumada, militar profesional de ideas liberales, es nombrado Ministro de la Guerra. Desde este puesto concibe un proyecto de Instituto armado para el mantenimiento del orden público: la Legión de Salvaguardias Nacionales que, inspirada en la Gendarmería Nacional francesa, debería combatir la delincuencia y garantizar la libre circulación de bienes y personas. Este proyecto no fue aprobado por las Cortes Generales por diversos avatares políticos pero sin duda inspiró a su hijo, el segundo duque de Ahumada, en su idea de la futura Guardia Civil.

Así, el 28 de marzo de 1844, se produce el momento histórico de la creación oficial de la Guardia Civil cuando, por Real Decreto, se crea un “cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería”, bajo la dependencia del Ministerio de la Gobernación y con “la denominación de Guardias Civiles”. A los efectos de organizar esta nueva fuerza se comisiona al mariscal de campo D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada.

El reto que se le plantea al Duque de Ahumada es poner en marcha una institución que, caracterizada por su eficiencia y, en términos del Real Decreto, se destine “… a proteger eficazmente las personas y las propiedades”. Para ello, propone que la Guardia Civil sea una organización basada en la calidad por lo que recomienda cubrir la plantilla paulatina y selectivamente para garantizar la excelencia del personal. Suya es la siguiente cita: “servirán más y ofrecerán más garantías de orden cinco mil hombres buenos que quince mil, no malos, sino medianos que fueran.”

En consonancia con ello, el 20 de abril de 1844, el Duque de Ahumada elabora un informe determinante, de cuya aceptación hacía depender su vinculación al proyecto, y en el que además de lo anterior, sugiere cambios organizativos y aboga por una mayor remuneración de los nuevos guardias puesto que ésta debería estar en consonancia con las responsabilidades que se les iban a asignar. Aun con todo, manifestando una capacidad organizativa excepcional, la propuesta significaba una reducción importante del gasto inicialmente presupuestado. El informe provocó la derogación inmediata del decreto anterior, que ni siquiera entró en vigor, para dar lugar al definitivo Real Decreto de 13 de mayo, presentado por el Presidente de Gobierno y Ministro de la Guerra, D. Ramón María Narváez, auténtico decreto fundacional de la Guardia Civil.

Etimológicamente el término ‘guardia’ viene del gótico wardja, y luego del Antiguo Alemán warten que significa vigilar o guardar. La palabra ‘civil’ procede del latín civilis o ciudadano. Los antecedentes de la Guardia Civil, pueden rastrearse en la Santa Hermandad de Toledo, s. XIII con la que se pretende limpiar de malhechores los Montes de Toledo y, en las de Talavera y Villa Real. En Cataluña fueron el somatén y los miqueletes. En Aragón, los guardas del reino. En Valencia, los miñones y los escopeteros en Andalucía.

La organización del nuevo organismo lo hará depender “del Ministerio de la Guerra en lo concerniente a su organización, personal, disciplina, material y percibo de sus haberes, y del Ministerio de la Gobernación en lo relativo a su servicio peculiar y su movimiento.” Inicialmente se compondrá de 14 jefes, 232 oficiales y 5769 guardias repartidos en 14 Tercios, recuperando de este modo un término de gran tradición y prestigio en la historia militar española pues hace referencia a unidades selectas del Ejército en la época de los Austrias. En cada uno de estos Tercios se encuadraría un número variable de Compañías de Infantería y un Escuadrón (o Sección independiente) de Caballería.

En el verano de 1844 se inició el reclutamiento de los primeros aspirantes, muy superiores en número a las plazas ofertadas, en lo que fue una muy rigurosa selección que había de complementarse con una instrucción minuciosa y exigente de los nuevos guardias en las instalaciones del Ejército de Madrid, en Leganés y Vicálvaro.

El mismo verano y ante los futuros oficiales, el Duque de Ahumada pronunció un discurso enérgico en el que presentó una larga lista de obligaciones, sacrificios y deberes dejando en segundo plano las retribuciones y las recompensas, negando al Cuerpo militancia política de cualquier tipo. Lo esencial era que la Guardia Civil sirviera a España y los españoles independientemente de la forma política que el país quisiera adoptar.

El 1 de septiembre de 1844, día de la designación del Duque de Ahumada como Inspector General de la Guardia Civil, tuvo lugar la presentación oficial del Cuerpo con una parada militar ante las autoridades dónde mil ochocientos setenta guardias desfilaron organizados en sus compañías y escuadrones haciendo gala de marcialidad y mostrando una nueva uniformidad en la que era nota distintiva un original sombrero de tres picos de origen francés: el tricornio, que con el tiempo se convertiría en uno de los símbolos representativos de la Guardia Civil y de nuestro país.
El 9 de octubre de 1844 se aprobaba el Reglamento para el Servicio de la Guardia Civil, estableciendo las obligaciones y facultades de la Guardia Civil, su dependencia orgánica, vinculada en lo referido a su servicio peculiar al Ministerio de la Gobernación, y el objeto primordial de la Institución: “la conservación del orden público, la protección de las personas y las propiedades (…) y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes”.

El Reglamento Militar de la Guardia Civil aprobado el 15 de octubre, es elaborado por el Ministerio de la Guerra bajo la égida del Duque de Ahumada y es por tanto más conforme con su doctrina y carácter. Determina la organización con arreglo a criterios castrenses, los ascensos, dependencia, obligaciones, disciplina y estatuto del personal del Cuerpo.


Para culminar el proceso faltaba una filosofía de servicio que sirviera de puente y aunara ambos reglamentos y que distinguiera a la Guardia Civil de los cuerpos policiales anteriores o paralelos. Surge así el 20 de diciembre de 1845, de la propia mano del Duque de Ahumada, un documento que constituye el auténtico código moral de la Institución: la “Cartilla del Guardia Civil” que sintetiza los reglamentos anteriores y que, con alguna modificación, compone el actual Reglamento para el Servicio de la Guardia Civil.
 
A lo largo de su articulado, la “Cartilla” establece la doctrina del Cuerpo; un código deontológico que pretende dotar al personal de un alto concepto moral, del sentido de la honradez y de la seriedad en el servicio y que está presidido por su artículo más famoso donde se lee: “el honor es la principal divisa del guardia civil; debe, por consiguiente, conservarlo sin mancha. Una vez perdido, no se recobra jamás”. Instituye la idea de la proporcionalidad de la respuesta de los agentes y crea la figura del Comandante de Puesto que tiene especial reflejo en la cartilla y que se convertirá en el mando más visible en el marco rural español.

El 10 de octubre, cumpleaños de la reina Isabel II y, con ocasión de la constitución de las Cortes Generales, la recién creada Guardia Civil realiza su primer servicio consistente en cubrir la carrera de la comitiva de la reina desde Palacio hasta las Cortes.


El primer servicio, de que tenemos noticia, prestado por el Primer Tercio de la Guardia Civil, fue el 12 de noviembre de 1844 en la carretera de Extremadura.

1847: A medida que se desarrollaba el servicio de la fuerza destinada á prestarlo, se aumentaban los deseos de los pueblos para que se les dotase de Guardia Civil. El Gobierno atendió este año á las justas peticiones de aquellos, y aumentó á la vez que la infantería de todo el Cuerpo, la fuerza de la misma del Primer Tercio, hasta el número de 37 Oficiales y 1,043 hombres, divididos en 7 Compañías y éstas en 30 secciones; fuerza de que no llegó ya á exceder este Tercio hasta el año de 1853, pero que le permitía extender su acción protectora á los caminos transversales, pueblos del interior del país y vigilancia de los campos, bosques y arbolados; con el aumento de la fuerza se efectuó el de 3 Tenientes é igual número de secciones á razón de una por cada una de las Compañías 1.ª, 2.ª y 3.ª, destinadas respectivamente á Madrid y Toledo. Ni la Plana Mayor ni la caballería sufrieron alteración alguna.

Los Puestos de Tembleque, Toledo, Cabañas y Santa Cruz del Retamar no descansaban en su activo servicio, logrando la aprehensión de algunos salteadores de caminos y otros criminales con quienes en las asperezas del territorio de sus demarcaciones solían sostener varios tiroteos.

1854: El 18 de julio por la noche, ó más bien al amanecer del 19, llegó por el ferro-carril el Coronel graduado, Comandante del Cuerpo D. Javier San Martín, con unos 100 guardias que se hallaban destacados en Aranjuez, Tembleque y Alcázar de San Juan. En la estación de Madrid le fué entregada en el momento de su arribo una orden del Excmo. Sr. Inspector General del Cuerpo para que se dirigiese con aquella fuerza al cuartel de San Martín. Ya había principiado á desfilar para cumplimentarla, cuando le advirtieron todo lo ocurrido en la tarde anterior, el estado en que se encontraban las calles del tránsito y el gran conflicto en que se vería envuelto si se dirigía á aquel cuartel, pues que indudablemente tendría que abrirse paso á viva fuerza. En el cuartel de Guardias de Corps, le dijeron, se hallaba muy comprometido en su posición un Oficial del Cuerpo, que desde la noche del 17 se encuentra en aquel punto con sólo la guardia de prevención, y en San Martín hay más de 200 guardias. En vista de esto, y no obstante la expresa orden de su General, guiado sin duda este Jefe por el espíritu de Cuerpo y el honor militar, se dirigió al cuartel de Guardias de Corps y entró en él sin novedad al rayar el alba del 19.

El 10 de octubre concurrió la Guardia Civil á la primera formación que con tan fausto motivo se verificó en Madrid, completamente uniformada é instruida, con una fuerza de 5 compañías de infantería y 2 escuadrones de caballería, con 693 hombres la primera, 236 é igual número de caballos los últimos, 2 Jefes, y 27 Comandantes, Capitanes y Subalternos, llamando la atención del público de Madrid por su dignidad y vistoso uniforme en aquel día memorable en la historia del Cuerpo.

Después de revistada la fuerza del Tercio, y asegurada su educación militar y civil con una constancia y una asiduidad que honran á los Jefes encargados de ellas, se dispuso por Soberana Resolución de 20 del citado mes de octubre, antes de tres meses, la distribución de la misma entre las provincias civiles que componían parte del distrito militar de Castilla la Nueva, destinando la 3.ª Compañía y una sección de caballería para la provincia de Toledo; la 4.ª y otra sección para la de Cuenca; la 5.ª Compañía con otra sección para la de Ciudad-Real; la 6.ª y otra sección para la de Guadalajara; la fuerza de cada una de las destinadas á estas provincias era de 134 individuos de tropa las de infantería y 134 los escuadrones de caballería con sus correspondientes Jefes y Oficiales.

Aquí dejamos hoy nuestra reseña y el próximo día veremos algunos de los servicios prestados por la Guardia Civil, del puesto de Tembleque, entre los años 1.851 a 1.855.

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