Blog Villa Ð Tembleque

lunes, 26 de diciembre de 2011

Utensilios,Aperos y Máquinas del ayer. El Brasero.

l brasero es un recipiente metálico donde se echa o se produce lumbre para calentar las viviendas. También se llama brasero a cualquier lugar donde haya brasas ardiendo; por ejemplo, al compartimento superior de las calderas de calefacción de combustible sólido o al lugar donde se disponían las hogueras para quemar a los condenados por la Inquisición.




El brasero doméstico consiste en un recipiente con base honda y una tapa con hendiduras por las que sale el calor. Para evitar el contacto con el suelo, suele estar sobre un pie o soporte. El combustible por excelencia del brasero ha sido el carbón vegetal, si bien, a lo largo de los siglos, se han utilizado gran número de combustibles en función de su disponibilidad.

El picón, es una variedad de carbón vegetal hecho a base de ramas menudas, generalmente de encina.
El brasero de picón, debajo de la mesa camilla o incluso al descubierto, fue el sistema de calefacción doméstica más extendido durante muchos años por toda España. El brasero se "echa" por la mañana y dura hasta la noche. Para que no se consuma rápidamente se cubre el picón, una vez que se ha encendido un poco en la superficie, con una capa de ceniza, con el objeto de preservarlo del contacto con el aire.
A medida que va ardiendo el picón, la capa de ceniza que lo recubre se hace más gruesa, de modo que el calor que irradia es menor. Por esta razón se debe remover, es decir, "firmar", de vez en cuando para poner al descubierto algunas brasas. De esta forma se va regulando la producción de calor durante todo el día.
En algunos lugares para dar buen olor al brasero se utiliza la alhucema (Lavandula latifolia) de la que se usan, sus diminutas florecillas.

Badila o badil, según la RAE, es la paleta de hierro o de otro metal, para mover y recoger la lumbre en las chimeneas y braseros.
Proviene del latín
batillum, pala.
Badila es un término antiguo, que desafortunadamente poco a poco va desapareciendo de nuestro mapa terminológico…
Se trata de una herramienta construida con una barra de metal que se ensancha en un extremo, y que servía para remover el brasero… por cierto que en sentido figurado a dicha acción, como ya he dicho antes, se la denominaba "f
irmar" o "echar la firma".

HISTORIA DEL BRASERO.

El brasero fue muy usado y estaba bastante perfeccionado en las civilizaciones etrusca y romana, como lo atestiguan ejemplares de bronce que guardan los museos de Bruselas, Chiusi y Nápoles.
En la fotografía de la izquierda, podemos ver un Brasero con cabeza hathorida realizado en Bronce, está datado entre fines del siglo VII a.C. y primer cuarto del siglo VI a.C. y procede de la tumba 18 de la Necrópolis de La Joya (en el casco urbano de Huelva). Se trata de un brasero ritual con dos asas y soportes interiores rematados en forma de manos. El plato del recipiente está forjado, mientras que los soportes están fundidos, presentando unas pletinas que sirven para sujetar la pieza mediante unas arandelas. El conjunto se une al plato a través de cuatro tornillos distanciados regularmente. Los extremos de las asas muestran sendas cabecitas con peinado hathorido, en número de cuatro, que están formadas por chapas cinceladas unidas al extremo de las asas mediante una laminita, quedando huecas.


Siguiendo más o menos la tradición romana continuó el brasero en Italia; con formas cuadrangulares y redondas, apoyándose sobre pies en forma de ruedas o de garras de animales, o en trípodes presentando varios adornos en relieve.




En España los braseros adquirieron multitud de formas diferentes: cuadrangulares, circulares y oblongas (en Cataluña también cuadrangulares y de hierro, en los siglos XII y XIII), a veces, de grandes dimensiones formados de varillas de hierro o de lámina de latón y sobre ruedas o pies elevados en la Edad Media.


Por lo general, el brasero se colocaba en el centro de las habitaciones o debajo de unas mesas especiales, llamadas mesas camillas. En éstas, se situaba bajo las faldas, montado en el bastidor de madera. Para reavivar el fuego se utilizaba un instrumento metálico llamado badila, que consistía en un mango y una paleta redonda.

Existieron incluso braseros portatiles, que eran utilizados por los niños en los colegios, para calentarse los pies.



Tradicionalmente, el brasero ha sido considerado un utensilio peligroso dentro de la vivienda por el hecho de generar brasa sin estar perfectamente protegido. De hecho, ha sido causa de numerosos incendios al entrar en contacto con prendas o telas de la habitación (las faldas de la mesa camilla). Sin embargo, el peligro más grave y, desgradaciadamente frecuente, es la posibilidad de envenenamiento por la generación de monóxido de carbono; la combustión es lenta e incompleta por la falta de oxígeno, se forma, además del CO2 correspondiente, cierta cantidad de monóxido de carbono (CO). Este gas es muy tóxico porque se combina con la hemoglobina de manera irreversible, pero no existe peligro de intoxicación si el brasero está en habitaciones abiertas, bien ventiladas. Sin embargo, es mortal si el brasero se pone en una habitación cerrada, sobre todo a la hora de dormir.
Desgraciadamente, cada año sigue habiendo algún caso de intoxicación por monóxido de carbono (CO), debido a la falta de información. El CO es un gas traidor porque no huele y produce un adormecimiento agradable.
Actualmente, con la instalación generalizada de calefacción, el brasero ha caído en desuso.

Y para finalizar, os dejo un breve y delicioso fragmento del libro "Escenas Matritenses" de Don Ramón de Mesonero Romanos, en el que nos habla sobre el brasero, su historia y la influencia de otros inventos menos propios de la "patria del Cid", que ya por aquel mes de diciembre del año de 1841 amenazaban las tradiciones españolas...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que grande y que recuerdos, cuando vivía en Badajoz con mis abuelos y metíamos los pies y las manos debajo de la larga mantilla que cubría la mesa camilla,con su brasero debajo.
Felices fiestas y suerte en el concurso.

http://lablogoteca.20minutos.es/lo-que-me-toca-los-cojones-21/0/

Marta Hernández dijo...

Muy buen artículo, y muy bien documnetado, hace que afloren muchos recuerdos del pasado