Blog Villa Ð Tembleque

lunes, 10 de mayo de 2010

Tembleque en mi infancia

La época en la que he pasado más tiempo seguido en Tembleque siempre ha sido en verano y de este tiempo es donde más recuerdos de mi infancia en el pueblo tengo. Casi siempre según entraba agosto ya fuera con mis padres o con mis abuelos me trasladaba a Tembleque, como todavía dice mi abuela, a ver si allí se estaba mas "fresquito", al llegar allí lo primero que hacíamos era ir a comprar, bueno hacían, pues yo me quedaba en la casa a la espera de ver a algún amigo. Una vez que estaba con ellos lo siguiente era sacar la bicicleta, o bien inflaba las ruedas con mi bomba o iba a la gasolinera. De mis amigos podía comprobar dos cosas todos los veranos, que estaban muy altos, ya que no se por qué pero los niños en Tembleque son más altos de lo normal, y la segunda que los que el verano pasado reñían este se llevan bien y al revés. La vida de los niños de Tembleque en mi infancia dependía si en el cole sacaban buenas notas o no. Si habían "cateao" por las mañanas tenían que ir a que alguien les diera clases, no se sabe el motivo pero en Tembleque hay muchos maestros. Los que aprobaban y los que veníamos de fuera nuestra máxima era dar vueltas y más vueltas con la bicicleta. Bueno algún partido de fútbol también se jugaba. Uno de los campos "oficiales" donde más se jugaba al fútbol era en la era del "Tío Pelele", se ponían dos piedras en cada extremo del terreno a modo de porterías y nos lo pasábamos en grande, incluso se hacían torneos entre varios equipos. Otro de los máximos empeños que teníamos, era el de hacer cabañas, da igual con qué, con puertas viejas, cogiendo ladrillos de alguna obra cercana, etc... cuando la cabaña estaba terminada ese era nuestro lugar de encuentro, hasta que algún mayor nos descubría y la cabaña se iba al garete. Las mañanas las tenias siempre con la agenda completa, llegabas a tu casa, comías, y si te habías portado bien, te dejaban ir a la piscina y sino o bien estudiabas o te tenías que echar la siesta. Si eras de lo que dejaban ir a la piscina, podías comprobar que a una hora determinada solo había por las calles niños y niñas con look piscinero, es decir personas en bicicleta, con gorra, bañador, camiseta y la toalla al cuello. Allí en la piscina lo que más se veían eran ahogadillas, de todo tipo, nadar la verdad, se nadaba poco. Después del baño piscinero, tocaba la merienda y otra vez a jugar o a dar vueltas con la bici. Recuerdo que uno de los retos que teníamos era el poder llegar a la estación, o a los pinos, muchos desistían en tan gran desafío, pero los que llegaban a esos sitios se sentían superiores y describían cosas difíciles de imaginar. La noche llegaba y después de la cena, todos salíamos a... jugar, si pero de noche se jugaban a otras cosas, al pollito inglés, al rescate, a las cartas, al pañuelo, o a contar historias de miedo que pasaban en el pueblo, casi todas inventadas pero que aterraban. La juerga se acababa cuando nuestras familias de pasaban para casa después de tomar el fresco. Pocas veces salíamos del barrio donde vivíamos, algo inesplicable nos impedía pasar esa linea imaginaria, si se pasaba siempre alguien se enteraba y nos caía buena bronca. Sólo se podía pasar los fines de semana y si ibas acompañado, en fines de semana se hacían las mismas cosas que en el barrio pero en la plaza y alrededores, pero también con otra gente que vivía en otros barrios. El helado o las chuches en la Pascuala y el refresco en alguno de los bares del pueblo no podía faltar. Todo esto era rutina casi diaria, esperando a la llegada de la feria, pero ese es otro capitulo que ya os contaré de mis recuerdos en Tembleque.

P.D.: Espero no haber sido muy pesado con toda esta parrafada sin fotos. Saludos

7 comentarios:

Fredy dijo...

Buen relato, cargado de nostalgia. Muchos nos sentimos bastante identificados con él.

Leire dijo...

La verdad Jose que a mí me ha recordado mucho a mi infancia, teniendo en cuenta que yo soy chica nosotras no jugábamos al fútbol sino al baloncesto y no hacíamos cabañas, nosotras éramos más de bici y sentarnos en la plaza a ver de pasar a la gente, pero me has recordado cosas que con el paso del tiempo se me habían olvidado.

Beatriz Galindo dijo...

Saludos.
Bueno, para empezar, decir que mi infancia transcurrió unos cuantos años antes que la tuya; y que mis veranos, transcurrían en un pequeño pueblo de Asturias. Pero básicamente, eran igual. Por la mañana, (si el tiempo así lo permitía), a la playa; después de comer, los que nunca hemos sido capaces de dormir la siesta, a jugar al jardín; y luego a jugar a las "canchas"; así le llamabamos por aquel entonces a las pistas de baloncesto. Y entre horas, pues eso, mucha bici, y mucho campo; a ayudar el abuelo a segar, echar de comer a los animales... esas pequeñas cosas, que muchos de nuestros hijos nunca conocerán, pero que son divertidas, y sobre todo distintas de las que se hacen en la gran ciudad.
Gracias por hacermelas recordar hoy otra vez.

Penteo dijo...

Excelente relato, de vez en cuando conviene recordar episodios de la infancia para recordar como nos lo pasábamos.

Anónimo dijo...

Yo también me siento bastante identificado, sobre todo con lo de las toallas liadas al hombro y no como ahora todos con mochilas. Ese era el autentico chaval piscinero. Pero tengo una duda, en que equipo jugabas, en el de la "calle nueva" o en el "de la plaza". Un saludo.

Anónimo dijo...

Permiteme corregirte algo. En aquella epoca, los helados eran o de Juan (el del quiosco) o de Marino. De nuevo, un saludo.

José LEP dijo...

Bueno decir que el equipo con quien jugaba, o con quien mas jugaba era el formado por los que viviamos en los alrededores de la c/ Consuegra y soliamos jugar en esa era casi siempre.Y lo de los helados me has puesto en duda, la época que te hablo son los años 80-90."La Pascuala" la recuerdo de siempre, que antes estaba mas o menos por donde la tienda del euro al lado del Mirador, pero me has hecho dudar con lo de Marino.