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lunes, 28 de noviembre de 2011

Utensilios, Aperos y Máquinas del Ayer. La Tabla de Lavar o Losa

a colada ha sido siempre una tarea ingrata en el mejor de los casos, y una maldición en el peor". Samuel Pepys, el gran escritor de diarios inglés, así lo afirmaba en su anotación del 4 de abril de 1666: «Cuando toca colada cenamos carne fría». Pero su descontento con la cena era una nimiedad comparado con el suplicio de lavar la ropa.


Antiguamente la ropa se limpiaba en el río, golpeándola contra las rocas y frotándola con arena.
Es tan antigua esta usanza de lavar la ropa que algunos arqueólogos han encontrado restos de grasa animal mezclada con ceniza utilizada como jabón para lavar la ropa con mejores resultados.



El procedimiento fue básicamente el mismo durante cientos de años, y hasta que no aparecieron las primeras lavadoras, alrededor de 1860, prácticamente toda la ropa se lavaba trabajosamente a mano. Una hora en el pilón equivalía a una hora de natación a ritmo de carrera; era un trabajo tan agotador que hoy se considera causa de numerosas enfermedades.


El mejor modo de abordar la tarea era retrasarla todo lo posible. Hasta el siglo XVIII, incluso en los hogares ricos, se lavaba la ropa una vez al mes.
La gente disimulaba el mal olor con perfumes y desodorantes.
Los que podían permitírselo contrataban lavanderas o enviaban la ropa a lavar fuera de casa. Fue así como surgió el gremio de las lavanderas, famosas por su fuerza física y su lenguaje soez, que animaban los lavaderos públicos de pueblos y ciudades.



Los lavaderos se encontraban junto a cauces de agua corriente, que se canalizaba con grandes tuberías y se calentaba con hogueras.
Las mujeres escurrían la colada con sus propias manos, usaban jabón elaborado con grasa animal y hervido con lejía y restregaban la ropa sobre una tabla. Una vez escurrida, la ropa se colgaba en tendederos comunitarios.

Esta costumbre cambió hacia finales del siglo XVIII. La gente pudo entonces cambiarse de ropa más a menudo, al abaratarse el precio de la tela con la Revolución Industrial; (Fotografía de la izda.El telar mecanico fue creado y patentado por Edmun Cartwright en el año 1786. Aumentó considerablemente la velocidad de tejido y permitía que una sola persona pudiera realizar el picado) lo que también hizo que aumentase el volumen de la colada. Las mujeres usaban como mínimo tres capas de ropa interior y lo normal era lavarlas una vez a la semana. Resultaba más económico hacer la colada en casa, si bien las lavanderías siguieron floreciendo en las grandes ciudades.
Hacia el siglo XIX las mejores lavanderías privadas tenían el suelo de piedra, pilones de ladrillo y un canal de desagüe. La colada se hacía en tinas de madera, algunas con grifos de agua caliente y fría. Durante el invierno, y en las ciudades que carecían de tendederos públicos, la ropa se colgaba en tendederos de madera y se dejaba secar en una habitación calentada por un horno. El lunes se clasificaba la ropa en montones de blanco, color y lana. Las doncellas quitaban los lazos, encajes y botones, demasiado delicados para sobrevivir al lavado, y frotaban previamente las manchas de grasa con lejía. La ropa se dejaba a remojo en agua tibia con sosa. El martes se encendían las calderas. La ropa blanca se lavaba al menos tres veces por separado, con jabón y en agua muy caliente (todo lo que la mano pudiera soportar); la ropa de color y la de lana se lavaban en agua fría, para evitar que destiñera o encogiera.
Hasta mediados del siglo XIX las tablas, las tinas y los demás útiles para la colada era principalmente de madera. Para hacerla resistente al agua, la madera se dejaba secar durante 18 meses antes de usarse. Las nuevas tablas de lavar, de zinc, hierro o vidrio, tuvieron una excelente acogida. Los primeros inventos para aliviar esta dura tarea aparecieron en 1691, cuando en Inglaterra se patentó la primera máquina de lavar. Estas máquinas constaban básicamente de un tonel con paletas en su interior. El tonel se llenaba de ropa y una manivela hacía girar las paletas. Sin embargo, estas máquinas se estropeaban enseguida y destrozaban frecuentemente la ropa.
El lavado de ropa en el rio es un método que aún se utiliza en muchos de los países menos desarrollados y en los países más prósperos continuo hasta el siglo XIX y aun más tarde en zonas rurales. Las antiguas lavanderas hacían su trabajo junto al rio golpeando la ropa contra las rocas y frotándola con arena.

Me contaba no hace muchos días, una de las amables conservadoras del "Museo del Esparto" de El Romeral, como en muchos pueblos de los alrededores, las mujeres salían a las puertas de sus casas con sus tablas de madera y sus barreños de zinc, y la hora de la colada se convertía así en el momento de conversaciones y "chascarrillos", mientras cuidaban de sus pequeños, que correteaban y jugaban a su alrededor...




En 1797 comenzó a usarse en América el primer elemento llamado tabla de lavar y en otros países como Chile se conoció como Artesa. Entre 1800 y 1900 hubo cambios muy grandes en la vida doméstica pues se introdujeron el jabón, almidón y lavado en el hogar. La primera verdadera lavadora fue inventada por James King, quien la patentó en 1851. En 1908 salió al mercado la primera máquina eléctrica de lavado.
La tediosa tarea de lavar la ropa
apenas cambió hasta la aparición de las primeras lavadoras eléctricas, en 1906. Pero la proximidad del agua y la electricidad hizo que en un principio resultasen peligrosas y fueran miradas con prevención por sus usuarias.

Hoy las nuevas lavadoras son las llamadas inteligentes pues disponen de microcontroladores, microprocesadores e incluyen técnicas de programación basadas en "lógica difusa" para programar los ciclos de lavado con objetivos de resguardar el medio ambiente con el uso de jabones biodegradables, reducir el consumo de agua y energía eléctrica, agregando al lavado el vapor y desinfección. La conexión a Internet permite a las compañías que suministran energía comunicarse con las lavadoras y secadoras para reducir el consumo de energía durante las horas de mayor consumo y permiten al usuario controlarlas remotamente usando el teléfono o el ordenador.




DENOMINACIONES:

Tabla de lavar
Losa
Estregadera
Artesa

2 comentarios:

Mirlo 30 dijo...

Otra grata sorpresa, con otro artículo de excelente nivel.

Poca gente habrá que viendo una simple tabla de lavar sea capaz de sacarle semejante historia.

Animo y que a traves de estos artículos podamos seguir aumentando nuestros conocimientos.

Mis felicitaciones.

Penteo dijo...

Excelente artículo, ameno y curioso a la vez.