Quiero dar hoy inicio, con éste, a una serie de artículos relaccionados con un elemento tan representativo de los campos de La Mancha, como lo es el molino de viento. En dichos artículos iré hablando, tanto de las partes por las que están formados, como de su construcción y funcionamiento; así como de cosas curiosas acerca de ellos. Todo aquel que quiera colaborar, no sólo puede, sino que estaría muy agradecida de que así lo hiciera.
Sus siluetas nos saludan desde lo alto de oteros y cerros; retirados de las poblaciones, para así aprovechar mejor la fuerza de los vientos.
Inmortalizados por Cervantes; no son fieros gigantes, sino entrañables compañeros del campo de La Mancha. El molino, es uno de los mejores representantes de la paz rural, de la soledad y del trabajo...
El vocablo "molino", proviene del latín molïnum.
Los molinos, son torres de forma cilíndrica, construidas de mampostería, es decir, por piedras unidas mediante una mezcla de cal y arena. Estamos acostumbrados a verlos de un blanco radiante, pero la realidad y los estudios realizados, nos dicen, que antiguamente, los molineros solían enjalbegarlos en muy contadas ocasiones; siendo esta una costumbre más propia, a partir del siglo XIX, en el que se hizo obligatorio el uso de la cal en las casas, con el fin de evitar las enfermedades contagiosas. Al parecer, lo más normal era, que mostraran a la vista las piedras que los integraban.
I. El exterior del molino
Los molinos están situados normalmente sobre una especie de terrazas allanadas de forma circular, que suelen estar empedradas, como lo estaban las eras en las que los labradores realizaban la trilla, en el centro de las cuales se sitúa el molino, alrededor del cual podemos encontrar los siguientes elementos:
Hitos de amarre. Son unos pequeños mojones de piedra, generalmente pintados de blanco, que rodean el edificio exteriormente, formando una gran circunferencia en torno al molino. Suelen colocarse 9, a una distancia aproximada de 5,5 metros del molino, sobresaliendo unos 40 centímetros del suelo, en el que se semientierran. En otras ocasiones, encontramos 12, que se corresponden con el número de ventanas que se encuentran en el piso superior. En ellos se amarra el borriquillo; en combinación con el borriquillo, y con la fuerza de dos hombres se hace girar el tejado para buscar la dirección del viento más propicia.
Borriquillo. Es sencillamente un torno, en cuya parte central hay un cilindro colocado en vertical. En su parte superior encontramos un agujero, que sirve para colocar en él una palanca. Encontramos, también una gruesa cadena.
Rastra. Es una cuerda muy gruesa, que se ata al palo de gobierno, que es un madero largo que cuelga del tejado, y al que se une también la gruesa cadena mencionada anteriormente.
Tranca. Es un palo parecido a un cayado, terminado en forma de horquilla, que en su parte final tiene un gancho de hierro. Su función es la de fijar las aspas del molino al suelo.
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